RECUPEREMOS EL ESPIRITU SANTO
- luisosomunar
- 16 may 2023
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Empecemos como lo hacía el Padre Carreira, para que no haya lugar a dudas con definición de conceptos, más ahora que vamos a hablar del PARACLITO.
Este compañero que el Señor nos dejó como dijo a los apóstoles para que no nos sintiéramos huérfanos, tiene sobre los creyentes, sobre los bautizados y confirmados, una serie de acciones o consecuencias, los dones que serían cualidad o habilidad que alguien posee. Temor de Dios: hace vivir en su presencia; Inteligencia: da a conocer su verdad; Sabiduría: hace ver el sentido de las cosas; Prudencia: descubre los caminos rectos; Justicia: busca la rectitud en todo; Valentía: para atreverse a hacer las cosas y realizarlas; Modestia: que hace respetar a Dios y mantener las cosas en su justo lugar. Estos los recibimos TODOS, otra cuestión es que los ejercitemos y aprovechemos. De igual forma el Espíritu Santo para continuar la labor de Cristo EN SUS MISMOS TÈRMINOS, concede carismas que en el cristianismo, son gracias o dones concedidos por Dios a algunos creyentes en beneficio de la comunidad. ¡ojo a algunos! A los que el Señor estima mas preparados y que pueden ser mas efectivos para el Reino
Cuando Dios quiere y lo estima oportuno, algunas personas concretas reciben carismas, e igualmente. los retira por diversos motivos. (ES PALABRA DE DIOS) están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo. san Pablo enumeró una serie de carismas en su primera Carta a los Corintios (12, 4-12) … El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar, según el mismo Espíritu; a otro, la fe, también el mismo Espíritu. A este se le da el don de curar, siempre en ese único Espíritu; a aquel, el don de hacer milagros; a uno, el don de profecía; a otro, el don de juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este, el don de lenguas; a aquel, el don de interpretarlas.

Se acerca Pentecostés, la conmemoración de la venida del ESPIRITU DIVINO, eses mismo que depositò la semilla divina en el seno de Nuestra Señora la Virgen María. ¡Su efusión primero sobre apóstoles y discípulos, y a través de ellos sobre el resto de los creyentes, sin distinción!
Creo desgraciadamente que es EL GRAN OLVIDADO, y así nos ha ido desde el siglo IV cuando se institucionalizo la iglesia, cuando paso a construir ese binomio iglesia-Estado. Aquel día, sin duda creo que sin mala intención se cometió quizá el mas grave error en la historia de nuestra fe, “dejamos de dar al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios”, y nos perdimos. ¡Quedaron tantas cosas atrás!, en el olvido, cubiertas por las telarañas del tiempo.
El Señor en su vida hablo del pecado IMPERDONABLE, aquel que se comete contra el Espíritu Santo, ¿no sería el olvido de su permanente presencia, de su acción…?
Me encuentro colaborando desde hace un poco de tiempo en una parroquia como acolito-sacristán, y esto me ha permitido vivir más de cerca todo, lo malo y lo bueno de la Iglesia como institución, me ha hecho mas creyente y menos crédulo.
No es la primera vez que escribo sobre la tercera persona de la Santísima trinidad pues soy ferviente creyente en SU PODER, para con el que Èl quiere y estima, creo “a pies juntillas” y me entristece muchísimo ser consciente de lo que podríamos tener entre manos si realmente CREYERAMOS, pero “creemos de boquilla”.

Hace unos días tuve el inmenso honor de leer en la Eucaristía en dos ocasiones Hechos 8, 5-8. 14-17 y San Pedro 3, 15-18, así como escuchar atentamente en varias ocasiones el Evangelio de San Juan 14, 15.21 y las subsiguientes predicas.
Hechos 8, 5-8. 14-17. Felipe va ¡nada mas y nada menos que a Samaria a predicar a Cristo! (Veamos, escudriñemos el evangelio en profundidad, así sabremos las relaciones entre judíos y samaritanos; San Felipe se la jugó). La gente, la multitud (muchísima gente), según describe la propia escritura, “le escuchaba con atención” (¡ojo a la frase!), ¿porqué debemos preguntarnos?. N es lógico según la relación entre ambas sectas o pueblos, la conclusión inmediata es que algo ACREDITABA A FELIPE. Dos cosas, primero, habían oído hablar de los signos que hacía. Aquello seguro que movió la seguridad innata en cualquier ser humano, les empujo a ir, a comprobar, a juzgar. La misma escritura es contundente y nos da la segunda razón, pues dice: “y los estaban viendo”. Estaban certificando, dando fe publica que aquello extraordinario sucedía realmente, ya no era una referencia, un han dicho, era una comprobación, una verificación, UNA EVIDENCIA de que aquello sucedía de VERDAD de manos de un hombre, de un seguidor de Cristo.
¿En que consistían aquellos signos? Signo es lo que hoy denominaríamos prodigio, milagro. No era más que lo mismo que el Señor Jesús realizó durante su vida publica para ACREDITAR LA VERDAD DE SU PALABRA y también SU DIVINIDAD, sellando su proclamación del Reino con milagros, “cual sello de notario que da fe publica de la realidad de lo que sucede”, EXPULSAR ESPIRITUS INMUNDOS Y CURAR PARALITICOS Y LISIADOS. Pero, ¡¡¡ojo!!!, no perdamos de vista el mismo evangelio, que después vienen los malos entendidos, sentimiento erróneo de injusticia…etc. La misma escritura dice: “muchos poseídos”, “muchos paralíticos”, en ningún momento dice todos. Ahí queda Dios el omnisciente, omnipotente, a quien por mas que pretendamos jamás entenderemos, somos pulguitas intelectuales y enseguida caeremos en el ¿Por qué a él si y a este otro no?. Yo lo hice cuando falleció mi mejor amigo, mi hermano Antonio y me aparté de Dios. Es un gran peligro en mi modesta opinión: no seamos soberbios, nunca y eso es lo que en estos últimos tiempos pretende el “cientificismo” que no la ciencia, entender a Dios, estamos a “años luz” de su sabiduría. Quede nuestra esperanza en que el momento nos podamos encontrar con Èl, abra nuestras mentes.
Otra cuestión importante a destacar es que la vida+obra de Cristo y sus apóstoles en los primeros tiempos, “no tiene desperdicio”, es esta frase, en la que quizá no hayamos caído en su PROFUNDIDAD, “la ciudad se llenò de ALEGRIA”. Aunque no sanaran todos, la alegría prendió como la pólvora, ¿por qué?. Creo que porque nació la ESPERANZA.
El mundo hoy, siglo XXI podría ser como aquella ciudad de Samaria, no nos quepa duda, pero desafortunadamente pienso que dejamos de creer de verdad en el Espíritu Santo como es, como nos lo dejó el Señor, como el Espíritu del mismo Dios y compañero perpetuo, y si, como San Juan nos recuerda en el Evangelio aceptáramos los mandamientos y los guardáramos EL SEÑOR SE NOS MANIFESTARIA A TRAVES DEL ESPIRITU.
Pero, y perdónenme los lectores, porque, aunque trato de ser como dice la lectura de San Pedro 3, 15-18 delicado y con respeto, en cuanto a la delicadeza tengo mucho que aprender todavía y espero no disgusten a nadie mis manifestaciones, es lo que me sale del corazón. Ni fieles, ni presbíteros, obispos, cardenales (toda generalización acarrea injusticia, gran parte de ellos) recuerdan ya aquello, lo ven de otra manera, no fueron bien enseñados…y difícilmente se puede poner en práctica aquello que no se aprendió, o se olvidó, “y duerme el sueño de los justos” abandonado en una oscura y mugrienta estantería de nuestro corazón. ¡Que tristeza, que pena!.
A menudo pienso en aquella noche previa a su muerte, en el Señor en el huerto. Como de costumbre se retiraba a la intimidad con El Padre, pero en esa ocasión como cuando la transfiguración se hizo acompañar por los discípulos más preparados, deseaba tenerlos cerca y que también oraran. Ellos, como nosotros, también sucumben al mundo, en dos ocasiones. Quizá el Señor quiso mostrarnos que no somos tan diferentes a ellos.
No alcanzo ni de lejos a sufrir la soledad, el abandono, la indiferencia que sintió el Señor en aquellos momentos, no de Dios, sino del hombre, pero una pequeña sensación si alcanzo a tener porque Dios me permitió por “una justa causa”; por supuesto no la suya, la salvación del ser humano; compartir esos mismos sentimientos tan dolorosos, que apuñalaban el alma y que absorto en mi “humanidad” fui incapaz de ofrecerle.
Propongo que tratemos de ponernos por unos segundos en nuestra pequeñez las sandalias del Señor, seamos todo lo empáticos que podamos. Sabia que iba a dejar el Espíritu, su cuerpo y su sangre, su vida y su obra…¿Qué pensáis que pasaría por su cabeza, la de aquel Dios, hecho hombre, cuando ruega al padre que pase de Èl ese cáliz, pero que no se haga Su voluntad, sino la de Dios?.
Su divinidad; entiéndaseme bien; atormentó su santa humanidad. Ahí lo dejo
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