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EL KATEJON, ÙLTIMA PARTE

Así que tenemos que hay «algo y alguien» que retiene la manifestación del que se opone a Dios. Ríos de tinta han corrido sobre quién o que será y seguirán corriendo, y dividirán aún mas nuestra Iglesia, el cuerpo místico de Cristo, aquí es donde debe entrar en jugo la SEÑA DE IDENTIDAD DEL CATOLICO, EL EVANGELIO ( hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; ) SEAMOS SOLDADOS DE DIOS, preparados para lo que tenga que venir, sin miedo, el mismo Cristo nos anima y protege, formamos parte de sus huestes, y San Miguel es nuestro general.

Para algunos autores el Katejon sería la autoridad de la Iglesia. La autoridad de la Iglesia afirmada por el Sucesor de Pedro Apóstol. Cuando la autoridad de la Iglesia ha sido fuerte sobre los hombres y estos la han seguido, obedecido y estimado, el hombre de iniquidad no ha sido escuchado y ha estado sometido a la oscuridad. En la medida que la autoridad de la Iglesia ha sido erosionada el “hombre de iniquidad” ha comenzado a manifestarse.


Tengamos en cuenta también que lo que tenga que llegar llegarà, y no hagamos elucubraciones, ni nos dejemos influenciar, estemos en gracia y listos para la lucha con el ¿Quién como Dios_? Grabado a fuego en nuestra alma y no demos pábulo a teorías, seamos prudentes. Ya hace años vivì que si se acercaba el fin de los tiempos, hubo gente que se retiró, que puso estampas de la Virgen…El mismo Cristo lo dijo: “Solo lo sabe el Padre”.

Está bien estar ilustrado informado, pero no debemos olvidar la cantidad de mentiras (ahora les llaman “fake news” que circulan por ahí, más aún con la “red”). Vivamos en gracia y no hay nada que temer cuando llegue lo que tenga que llegar y estemos listos para como hizo el Señor entregar si es preciso la vida por Èl, por la verdad, por el EVANGELIO.

Insisto para que lo tengamos TODOS MUY CLARO, son todo HIPOTESIS, CONJETURAS, OPINIONES CON BUENA VOLUNTAD Y OTRAS LADINAS CON INTENCIÒN DE INSTAURAR EL MIEDO QUE ES LO QUE LE GUSTA AL MALIGNO, OTRAS SON INTERPRETACIONES. Vivamos con la tranquilidad, el sosiego que debe presidir la actitud de todo buen católico. Hace 2000 años, nuestros hermanos, predecesores en la fe, sufrieron persecuciones atroces, ¿Por qué no podrían repetirse?, Lo que desea el maligno es sembrar desconcierto, miedo, inquietud…insisto, será el momento de demostrar si verdaderamente somos CREYENTES, ¿Quién como Dios?. “Be wáter my friend”.


Esto y mucho màs es lo que hay.









El escritor Sam Keen en “The Christian Century” distingue dos tipos de revolución: una es dura, explosiva y política: busca la confrontación directa. La otra es suave, implosiva y religiosa: busca cambiar la conciencia a través de experiencias “místicas” o “psicológicas”. La revolución suave es difusa y no se le reconoce una organización fácilmente.

El terreno que pierde la Iglesia (Katejon) lo gana el hombre de iniquidad. Así hemos visto sobre todo en estos últimos diez años, como nuestra sociedad se va descristianizando a ritmo alucinante, casi sin control, pues ya no hay Katejon que lo detenga.

¿Que podemos hacer nosotros para contrarrestar esta destructiva y perniciosa tendencia del mundo actual? Tenemos que predicar a tiempo y destiempo, enseñar, aconsejar para que la mayor cantidad de almas no se pierdan. ( lo que tantas veces os he manifestado en mis aportaciones al blog, reconquistar almas, hacer sabio al católico, sanar corazones, conocer al enemigo y no verlo por todas partes )

Posiblemente puedes caer en la tentación de Ezequiel y decir “Nadie me va a oír”. Veamos la respuesta le dio el Señor al Profeta en Ezequiel 3: (Eso me ocurre a mí, no porque esté anunciando una debacle, una revolución, un fin de los tiempos, sino una necesidad vital en nuestra Iglesia, vuelta al Evangelio y Preparación)

«Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte al malvado: “Estás condenado a muerte.” Si tú no le hablas al malvado ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte. En cambio, si tú se lo adviertes, y él no se arrepiente de su maldad ni de su mala conducta, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás salvado tu vida. Por otra parte, si un justo se desvía de su buena conducta y hace lo malo, y yo lo hago caer y tú no se lo adviertes, él morirá sin que se le tome en cuenta todo el bien que haya hecho. Por no haberle hecho ver su maldad, él morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte. Pero si tú le adviertes al justo que no peque, y en efecto él no peca, él seguirá viviendo porque hizo caso de tu advertencia, y tú habrás salvado tu vida.». Apologética, talleres de sanación…etc. es lo que manda el Señor, por mi desde luego no va a ser.

Finalmente, valdría la pena traer a colación las palabras dadas por Juan Pablo II en su discurso durante el Congreso Eucarístico de 1976 llevado a cabo en la ciudad de Filadelfia, Pensilvania, con motivo de la celebración del Bicentenario de la firma de la Declaración de la Independencia de EE. UU. El entonces Cardenal Wojtyla (Juan Pablo II) dijo:

Ahora estamos parados frente a la mayor confrontación histórica que la humanidad ha experimentado alguna vez. No creo que el gran círculo de la Sociedad Americana, o de todo el amplio círculo de la comunidad cristiana se dé cuenta de esto completamente.

Ahora nos enfrentamos a la confrontación final entre la Iglesia y la anti-iglesia, entre el Evangelio y el anti-evangelio, entre Cristo y el anticristo. El enfrentamiento se encuentra dentro de los planes de la Divina Providencia. Está, por lo tanto, en el plan de Dios, y debe ser un juicio que la Iglesia debe asumir y afrontar con valentía.

Tenemos que estar preparados para someternos a grandes pruebas en un futuro no muy lejano. Pruebas que nos obligarán a estar dispuestos a renunciar a incluso nuestras vidas.

Y una entrega total de sí mismos a Cristo y para Cristo.

A través de sus oraciones y la mía, es posible aliviar esta aflicción, pero ya no es posible para evitarla que suceda. ¡Cuántas veces la renovación de la Iglesia ha sido a través de la sangre! No va a ser diferente esta vez”.

Lean con detenimiento y reflexión, el que lo lea.


Tenemos que predicar, y ya que la apostasía es irrefrenable, tenemos que insistir para que la mayor cantidad de almas no se pierdan, de ellos nos pedirá cuenta el Señor. Esa es nuestra labor y nuestra meta, no desanimarnos.. no desfallecer, amonestar, insistir “A tiempo y destiempo”. Cómo veis, aunque desconocía estas palabras pronunciadas ya hace muchos años por San Juan Pablo II, el Señor las trajo a mi corazón de nuevo.

Ya estas palabras que vienen a continuación no son mías, son del en aquel tiempo futuro Papa, entonces Cardenal, y como veréis ha pasado mucho tiempo, para nosotros, Dios y el enemigo viven fuera del tiempo, así que continua vigente sin saber el cuando, pero precisamente por eso hay que trabajar duro, convertir, reconvertir y asentar sobre roca muchísimas almas.

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, para que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.

¡Ánimo católico, pelea el buen combate! Tenemos que dar esta buena batalla y salvar almas para el Reino.”


 
 
 

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