Cuesta abajo, de culo y sin frenos
- luisosomunar
- 13 abr 2023
- 3 Min. de lectura
Hoy mi madre me envió el texto que incluyo en este post o artículo, en fin como se quiera decir. Me diò que pensar.

Ciertamente, debo reconocer que no soy el mas adecuado para escribir todo esto que ya va a alcanzar el centenar de publicaciones, quizá tonto de mi me siento inspirado por el Espíritu Santo, porque creo, amo y sigo a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Trato de serle fiel y coherente, pero tengo una terrible desgracia, intento proclamar cosas en las que creo firmemente, pero no para mí. A ver si consigo explicarme. Me falta o tengo absoluta carencia de confianza en Dios hacia mí. Seguro que injustamente y por supuesto subjetivamente, pero pretendo entenderlo todo y no confío en Dios, ¿por qué? Por que mi fe es nimia, nunca o casi nunca han coincidido mis planes con los del Señor. No es menos cierto que “siempre me ha gustado ir por libre”, como un lobo solitario y mis decisiones me han llevado a la mayor parte de mis situaciones vitales, quizá por esa confianza que nunca tuve, que nunca aprendí. Todo lo que he escrito hasta la fecha lo creo firmemente, pero me siento excluido, por mii falta de confianza, por esa sensación de que Dios me ha fallado. Soy inquieto, tengo prisa, ando apurado y tal vez esa falta de paciencia, de humildad me llevó a esto. NO es agradable. Es difícil explicar la situación de creer con absoluta firmeza en algo para todos los demás, pero sentirse excluido, quizá sea cosa de psiquiatra, y quizá precisamente por ello, el Señor no actúa en mí. Pero creo firmemente en que está vivo, que actúa, que somos herederos de lo que nos dejó en el espíritu divino y que podríamos ser herramientas suyas para sanaciones, liberaciones…reconstituir lo que Èl hace casi 2000 años comenzó, pero hasta hace bien poco, mi fe, fue la “fe del carbonero”. Tanto creo que en eso que, no creo que sea soberbia, aunque quizá sí, sólo Èl lo sabe, pero me cabreaba ver que a penas nadie leía lo que publicaba, por mi convencimiento de que es REAL, BUENO Y EL FUTURO DE NUESTRA FE, LA HERRAMIENTA DE SALVACIÒN, pero ¿Qué incongruencia no?. Hablar de algo de lo que uno se cree excluido.
Mi fe creció en el TEMOR A DIOS y no en el TEMOR DE DIOS, y no es una excusa, pues con otros de mi generación ocurrió igual y son personas abiertas y confiadas en Dios. Quizá fui demasiado soberbio y siempre me lo preguntè todo. Nada me cuadraba, no me sentía completo con nada: Opus, Legionarios, Neocatecumenales, renovación carismática…y con esa fe vacía, los golpes de la vida, compuestos de malas decisiones y bofetadas que la propia vida te da, me llevaron a una separación violenta de la fe y a vivir como los que tanto critico ahora: “carpe diem”….Como ya conté, trate de convencerme a través de la razón y la ciencia que eso era un invento fruto de la necesidad de trascendencia del hombre, pero conforme avanzaba en mi empeño de destrucción de Dios de mi autojustificación de que no había que ser malo, pero si “vivir a tope” sin hacer daño a nadie y que si algo existía después, me salvaría, mas me iba acercando hacia Èl. Me dio la fe, lo encontré como todo poderoso, como rey de reyes…pero “excluido de sus planes”. Quizá por eso fracase o no salieron bien mis intentos de servirle; si no confías, es difícil. Primero mi proyecto de Facebook “Adonai”, después mi proyecto de “Hasta la cumbre”, unos ejercicios espirituales, y por último este de restaurar a Dios en el mundo, volver a la iglesia del año 0 al 300, la nos mostraron el P. Tardif, la Hermana Sor Briedge Mckena y tanto otros, el Pío…Pero, si no confías, si no te fías, ¿Cómo van a salir las cosas? Es francamente difícil.
¿Cómo puede dar fruto un árbol que “se esconde del sol que lo ilumina”? Ruego a diario Dios me de esa confianza que nunca tuve, quizá continuo con el sueño infantil de que Dios es un Rey Mago, y no cuento con la marcha de la propia vida y la libertad del hombre.
Si, lo veo en la ciencia, en la razón y me encantaría compartir lo que fui descubriendo, ¡es maravilloso!, pero quizá mi carácter me hace verme “como excluido”, quiero entenderlo todo, tocarlo todo, sentirlo todo…
Quizá esta sea la barrera que impide llegar a los demás, una barrera invisible, que ruego a Dios a diario, destruya. Amen
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